Hoy en día, prácticamente todo está en la nube. Desde las aplicaciones que utilizamos a diario hasta los sistemas empresariales más críticos, el cloud computing se ha convertido en la columna vertebral de la transformación digital. Empresas de todos los tamaños han adoptado la nube por su escalabilidad, flexibilidad y reducción de costes en infraestructura, lo que permite un acceso global a la información con tan solo una conexión a Internet.
El diseño gráfico es mucho más que una cuestión estética en el comercio electrónico. Es una herramienta estratégica que influye en la percepción de marca, la experiencia del usuario (UX) y, en última instancia, la conversión de visitantes en clientes. Un diseño bien estructurado puede guiar al usuario de manera intuitiva hasta la compra, mientras que uno deficiente puede hacer que abandone la web sin volver.
Sin embargo, este avance tecnológico no está exento de riesgos. La seguridad en la nube es uno de los principales desafíos que enfrentan las empresas en la actualidad. Las filtraciones de datos, los ataques de ransomware o las vulnerabilidades en la configuración de los servicios en la nube pueden tener consecuencias devastadoras.
Asegurar la nube es una responsabilidad compartida entre los proveedores de servicios en la nube (CSP) y los clientes. Mientras que los proveedores garantizan la seguridad de la infraestructura y el hardware, las empresas deben gestionar la protección de sus datos, accesos y configuraciones. ¿Cómo pueden las organizaciones minimizar los riesgos y garantizar la protección de su información en la nube? Veámoslo en detalle.
Filtración de datos
Los datos son el activo más valioso de una empresa. Sin embargo, una mala configuración de los servicios en la nube, accesos no protegidos o ataques dirigidos pueden exponer información sensible. Un caso famoso fue la filtración de datos de Capital One en 2019, donde un error de configuración en Amazon Web Services (AWS) permitió a un atacante acceder a la información de más de 100 millones de clientes.
Ataques de phishing
El phishing sigue siendo una de las tácticas más utilizadas por los ciberdelincuentes para robar credenciales de acceso a servicios en la nube. A través de correos electrónicos falsos o sitios web fraudulentos, los atacantes engañan a empleados para que ingresen sus credenciales, obteniendo así acceso a la nube y, en muchos casos, a información crítica de la empresa.
Malware y ransomware en la nube
El malware puede infiltrarse en los sistemas cloud a través de archivos infectados, aplicaciones comprometidas o ataques dirigidos. El ransomware, por su parte, cifra los archivos y exige un rescate para su recuperación. Un caso relevante fue el ataque de ransomware a la empresa de almacenamiento en la nube Blackbaud, que comprometió los datos de múltiples organizaciones y universidades.
Ataques de denegación de servicio (DoS y DDoS)
Un ataque de denegación de servicio sobrecarga los servidores con tráfico malicioso, dejando inoperativos los servicios en la nube. Esto no solo afecta la operatividad de una empresa, sino que también puede ocasionar grandes pérdidas económicas y afectar la reputación de la organización.
Vulnerabilidades de software
Los fallos de seguridad en el software de los servicios cloud pueden ser explotados por atacantes para tomar el control de los sistemas o extraer información confidencial. Mantener las aplicaciones actualizadas es clave para reducir estos riesgos.
Acceso no autorizado y errores internos
A veces, los ataques no provienen de actores externos, sino de empleados malintencionados o errores internos en la gestión de accesos. Un usuario con privilegios excesivos podría modificar o eliminar datos críticos sin autorización, poniendo en riesgo la seguridad de la empresa.
Pérdida de datos
A diferencia de una filtración, la pérdida de datos implica la eliminación accidental o irreversible de información. Puede ocurrir por fallos en el hardware, errores humanos o desastres naturales. Sin un plan de recuperación adecuado, una empresa puede perder datos esenciales para su operatividad.
Para mitigar estos riesgos, es crucial adoptar estrategias de seguridad efectivas. Algunas de las mejores prácticas incluyen:
Es importante entender que la seguridad en la nube no recae exclusivamente en el proveedor, sino que es una responsabilidad compartida.
Un error común es asumir que el proveedor lo protege todo, cuando en realidad la configuración y el uso seguro de la nube dependen en gran medida del usuario.
Para reducir riesgos y optimizar la seguridad en la nube, las empresas deben adoptar un enfoque estratégico basado en las siguientes acciones:
La nube ha revolucionado la forma en que las empresas operan, pero también ha introducido nuevos desafíos de seguridad. Adoptar medidas proactivas y comprender la responsabilidad compartida entre proveedor y cliente es esencial para minimizar riesgos.
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