Cuando una empresa invierte en la formación de su equipo, espera ver mejoras tangibles: mayor productividad, mejor desempeño, reducción de errores o incluso una cultura organizativa más sólida. Sin embargo, no todas las formaciones tienen el mismo impacto. ¿Es más efectivo obligar a los empleados a capacitarse en ciertos temas o dejarles elegir qué aprender según sus intereses y necesidades?
Las empresas se enfrentan a un dilema constante: por un lado, la formación obligatoria garantiza que se cumplan normativas y estándares de la industria, pero a menudo se percibe como una carga. Por otro, la formación voluntaria fomenta la motivación y el crecimiento profesional, pero puede ser difícil de gestionar y medir su impacto. Entonces, ¿cuál es la mejor estrategia? Veamos las ventajas y desventajas de cada tipo de formación y cómo encontrar el equilibrio ideal.
La formación obligatoria es aquella que una empresa impone a sus empleados por razones legales, de seguridad o de desempeño básico en el puesto de trabajo. Puede estar regulada por normativas específicas o simplemente ser una exigencia interna para garantizar un estándar mínimo de conocimiento.
Ejemplos comunes de formación obligatoria
Ventajas de la formación obligatoria
Desventajas de la formación obligatoria:
A diferencia de la formación obligatoria, la formación voluntaria es aquella que los empleados eligen realizar por iniciativa propia. Suelen estar orientadas al desarrollo de habilidades y conocimientos que les permitan crecer dentro de la empresa o explorar nuevas áreas.
Ejemplos comunes de formación voluntaria
Ventajas de la formación voluntaria
Desventajas de la formación voluntaria:
En lugar de ver la formación obligatoria y voluntaria como opuestas, las empresas pueden combinar ambas estrategias para lograr un impacto real en su equipo. ¿Cómo hacerlo?
Análisis de necesidades
Antes de planificar cualquier formación, es clave analizar qué necesita realmente la empresa y qué desean aprender los empleados. Esto ayuda a encontrar el equilibrio entre formación obligatoria y voluntaria.
Integración en un plan de formación
Diseñar un plan de formación integral que combine:
Personalización de la formación
No todos los empleados tienen las mismas necesidades. Ofrecer opciones personalizadas dentro de la formación obligatoria y voluntaria aumenta el interés y la participación.
Comunicación clara
Explicar el "por qué" detrás de cada formación es clave. Si los empleados entienden los beneficios, estarán más motivados para participar.
Incentivos para la formación voluntaria
Las empresas pueden fomentar la formación voluntaria mediante certificaciones, reconocimiento interno o incluso beneficios económicos.
Evaluación y seguimiento
Medir el impacto de la formación en el rendimiento de los empleados y en los resultados de la empresa permite ajustar estrategias y mejorar continuamente.
En CEI llevamos más de 30 años ayudando a empresas a mejorar la formación de sus equipos en nuevas tecnologías. Nuestro enfoque se basa en la flexibilidad total, adaptándonos a las necesidades de cada empresa para ofrecer formación obligatoria y voluntaria de manera eficaz.
Aunque no hay una única respuesta sobre qué tipo de formación es más efectiva, lo que está claro es que una estrategia equilibrada y bien diseñada puede marcar la diferencia en el crecimiento de una empresa.
Las empresas no pueden depender solo de formación obligatoria ni solo de formación voluntaria. La clave está en encontrar un punto de equilibrio donde ambas estrategias se complementen para generar un impacto real.
En CEI, te ayudamos a diseñar el plan de formación que tu empresa necesita. ¿Listo para optimizar la formación de tu equipo? Contáctanos y descubre cómo podemos ayudarte a formar a los profesionales del futuro.
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